CARTA DE AMOR

MI GUERRERA

Estas palabras van para mi gran amiga, mi guerrera, mi luchadora, mi madre:

Gracias, gracias por regalarme la vida, por dejar tu esbelta figura de lado y siendo tu vientre mi morada durante largos nueve meses. Gracias por consolar mis llantos, por mi educación y por enseñarme que hay que caerse pero que hay que levantarse con más fuerzas todavía.

Por enseñarme que hay que luchar hasta el final, que no hay que dejarse vencer  por nada ni por nadie, pues somos dueños de nuestras vidas, por enseñarme a valorar a las personas por lo que son y no por lo que tienen, por instruirme que en la vida primero hay que soñar para poder materializar, y sobre todo por ser mi madre ante todo.

Toda palabra para un madre como tú se me hacen pocas, no hay instantes en mi vida sin ti. No puedo seguir escribiendo sin que se me humedezcan los ojos, porque mi miedo era perderte y así sucedió, porque es ley de vida. Nos quedaron muchas cosas por hacer, viajes, consejos, charlas y seguir aprendiendo de ti, que eras el mejor ejemplo que tenía, pero me reconforta saber que nos volveremos a encontrar. 
La única distancia que había entre nosotras era una simple llamada y ahora hay un silencio.

Es en momentos como este en que valoras un simple beso, un simple abrazo y sobre todo para mí, la imagen de todas es la de verte riendo, feliz, a carcajadas.

Estas palabras no son suficientes para demostrar el amor a una madre, un amor puro, eterno, incondicional hacía mi guerrera, que nunca leerá estas palabras pero no haría falta porque entre nosotras nos lo demostrábamos todos los días.

Gracias mi GUERRERA INVENCIBLE.

Te echo tanto de menos. Millones de besos, te quiere, tú hija Miriam.